Ayer -27 de octubre- murió en Long Island (Nueva York) Lewis Allan Reed -conocido artísticamente como Lou Reed- exlíder de la mítica banda de rock “The Velvet Uderground” y creador de temas inolvidables como “Walk on the wild side”, “Sweet Jane”, “Perfect Day”, “Vicious”, “Rock ‘n’ Roll”, “Heroin” y muchísimos más.
Lou Reed se sometió recientemente a un trasplante de hígado. Tras haber superado muchas adversidades de todo tipo en su vida en esta ocasión no ha sido capaz de sobrevivir. De joven aguantó hasta una terapia de electrochoque al que le sometieron los psiquiatras de la época motivados por la preocupación de sus padres por el extraño carácter de su hijo Lewis. Lou Reed se ha ido pero como pasa con los artistas relevantes ha dejado un legado musical inmortal, y más que nos hubiera dejado de haber podido seguir más tiempo en el panorama artístico.
Lou Reed ha marcado profusamente su espacio en una generación que se movió por el “lado peligroso de la vida” junto artistas como David Bowie, Mick Jagger y el fotógrafo Andy Warhol. Los años 60 y 70 se ensañaron ampliamente en el mundo artístico que de alguna manera había mezclado el arte, la poesía contracultural y por supuesto, el rock and roll con todo tipo de drogas. Curiosamente y tal como ocurrió con algunos escritores de finales del 1800 y principios del 1900 las drogas fueron fuente de inspiración y gracias a ellas algunos artistas fueron capaces de descubrirnos la vida desde un punto de vista que solía pasar desapercibido a la gente más preocupada en sus intereses personales. Lou Reed lo vio todo, lo convirtió en poesía urbana y lo cantó y guitarreó acompañado de melodías interminables que finalmente se grabaron en nuestras mentes.
Lou Reed creó el grupo de rock “The Velvet Underground” (1964-1973) junto a su amigo el músico galés John Cale (más tarde se separaron por rivalidades artísticas y se volvieron a juntar en 1999 el álbum “Songs for Drella”) y la actriz/modelo/cantante alemana Christa Päffgen más conocida como Nico.
Lou Reed se movió con algunos de los artistas más icónicos de los 60 y 70 (David Bowie, Mick Jagger, Bob Dylan, Truman Capote, Salvador Dalí, Allen Ginsberg, etc) y su punto de encuentro fue The Factory, una empresa creada por Andy Warhol para descubrir artísticos, promoción de modelos, rodaje de películas, fotografía y todo tipo de movimientos contraculturales en un estadio de cierto libertinaje en el que abundaban las drogas y el sexo, algo que estuvo muy bien mientras duró pero que fue dejando victimas en la cuneta.
Lou Reed ha sido aclamado y odiado, su forma de decir las cosas ha sido siempre sin tapujos ni prejuicios, pero sin grandes discursos. Nos ha embelesado con la atmósfera densa y subyugante de muchas interpretaciones de los Velvet y en solitario: “White Light/White Heat” (1968), “Transformer” (1972), “Berlin” (1973), “Rock and Roll Animal” (1974), “Coney Island Baby” (1975), “Street Hassle” (1978), “New York” (1989) etc. Introduce la poesía recitada y musicalizada, lo vemos en “American Poet” (2001) y “The Raven” (2003). También tiene experiencias recientes y polémicas con grupos heavy como Metallica concretamente en el trabajo “Lulu” (2011).
Lou se enfrentó a las autoridades franquistas cuando en Barcelona (en el año 1975) le prohibieron tocar su tema maldito “Heroin” y aun así ofreció un concierto en todo regla “para quienes sabían escuchar” y también para la galería.
Dicen que el álbum “Berlin” (1973) es uno de los más deprimentes de la historia, y puede que así sea pues nos encontramos una historia de violencia en “Caroline Says”, de suicidio en “Sad song” y de prostitución y drogas en “The kids”. Sin embargo es uno de los más bellos trabajos del artista y os recomiendo escucharlo sin prisas e intentando comprender lo que Lou nos está relatando.
Lou Reed estaba casado la artista Laurie Anderson y nos ha dejado con un sinfín de temas eléctricos, poéticos, deprimentes, esquizofrénicos, geniales, románticos,… que (como el buen vino) han mejorado más con el paso del tiempo.
Adiós Lou, nos quedas tus canciones para siempre.