Tal y como os expliqué anteriormente esta 32ª edición ha estado dedicada a los conflictos bélicos en el cómic, pero la guerra ha estado presente más allá de la tinta y el papel.
La espectacular exposición «Cómics en guerra», además de disponer multitud de viñetas ilustrando conflictos de todos los tiempos, ha estado acompañada por diversos vehículos militares y escenografías realistas con medio centenar de soldados de carne y hueso surgidos de diversas épocas que le han dado un carácter único.
El salón no para de crecer, este año ha doblado su superficie de 19.000 a 33.000 m2 y eso nos ha permitido pasearnos por él cómodamente sin tantas aglomeraciones.
Con la nueva ubicación han ganado un espacio que, a diferencia de lo que sucedió con la exposición de los deportes en el pasado «Saló del Manga», se ha aprovechado bien con la exposición principal.
Desde los inicios del cómic las guerras han estado presentes, solo hay que recordar títulos tan conocidos como «Hazañas bélicas», «El Capitán Trueno» o incluso las aventuras de Astérix y Obelix.
Este año era un buen momento para tratar el genero bélico con motivo de la celebración del Tricentenario del fin de la Guerra de Sucesión de 1714 con la caída de la ciudad de Barcelona y al coincidir también con otras conmemoraciones como el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial, el 75 Aniversario del inicio de la Segunda y el 75 aniversario del fin de la Guerra Civil Española.
Con el deseo de conocer la historia para que ésta no vuelva a repetirse, esta ha sido la excusa perfecta para rendir homenaje a todos aquellos autores que han retratado los conflictos bélicos dentro de sus viñetas.
El ambiente bélico del evento no pasaba desapercibido, entre páginas y páginas de cómics se encontraba toda clase de vehículos armados ¡Hasta un tanque!
Un poco más allá unas trincheras y el campamento del Ejército republicano en plena batalla del Ebro.
Andando apenas unos pasos, como si estuviéramos retrocediendo con una máquina del tiempo, nos encontrábamos en 1714 con un campamento de «miquelets» la milicia de la Guerra dels segadors y otro de la Coronela de Barcelona que ayudó a defender la ciudad durante el asedio borbónico en la guerra de sucesión.
Pero ha habido muchas más exposiciones y como era de esperar los superhéroes también han tenido su espacio en el salón de este año.
Esta edición ha celebrado el aniversario del hombre murciélago, Batman el protector de Gotham City ha cumplido 75 años.
Por otro lado tenemos a Lobezno que llega a la madurez cumpliendo 40 años, un personaje que en un principio nació para ser un villano más de «El increíble Hulk» y tras hacerse popular ingresó en la Patrulla X. Su éxito fue creciendo y su fuerte personalidad hizo que terminase teniendo colección propia.
También se ha rendido tributo al veterano Popeye el marino que a base de comer energéticas espinacas ha cumplido 85 años y aún sigue en forma.
El humor gráfico con su visión irónica de la actualidad estuvo una vez más presente. En esta ocasión a través de la exposición «Pel dret a somriure».
Recogió viñetas y tiras comicas de autores de medios de comunicación con distinto perfil ideológico con el claro objetivo de reivindicar el derecho a sonreír y a tener cara cual su propia opinión respetando la de los otros.
Esta exposición, que pasaba algo desapercibida, estaba distribuida en pequeños reservados como si fuéramos a votar, pero dentro encontrábamos toda una serie de tiras sobre el debate político de hoy día.
Una grata sorpresa fue la exposición de «Ardalén» de Miguelanxo Prado que reflexiona de un modo muy personal sobre la memoria. Con unas impresionantes ilustraciones de ballenas surgiendo del bosque… ¿Son nuestros recuerdos reales? ¿Escenifican lo que hemos vivido?
Se trata del cómic que obtuvo el premio a la mejor obra de autor nacional en la pasada edición del festival.
Otras exposiciones han sido «Hellboy 20 anibersario», «Viñetas autobiográficas», «La piel del oso», «Adobo», «Mar de fons», «Cinco Sentidos» y la dedicada a la creadora de «Esther y su mundo», la barcelonesa Purita Campos que a sus 76 años aún sigue dibujando.
Como lleva ocurriendo desde pasadas ediciones, el salón ha sido una plataforma ideal para promocionar estrenos cinematográficos. Warner Bros ha promocionado al nuevo «Godzilla» y «Al filo del mañana» junto a las aclamadas series “Big Bang Theory” y “Juego de Tronos”. También teníamos a 20th Century Fox promocionando la película “El corredor del Laberinto” y como no podía ser de otra manera Selecta Visión presentandonos las ultimas andaduras de Goku en «Dragon Ball Z: La Batalla de los Dioses», que por cierto tiene muy buena pinta.
Gran cantidad de visitantes han acudido disfrazados al Salón del Cómic, deseosos de exhibirse y dejarse fotografiar vestidos como sus personajes preferidos.
Como es habitual no han faltado las colas kilométricas para conseguir las firmas de los autores, esta vez entre los más solicitados ha estado el británico Andrew Wildman conocido principalmente por su vinculación con los cómics de Transformers. Dentro del panorama español cabe destacar la presencia de Ibañez el creador de Mortadelo ha superado en numeró de seguidores a la mayoría de autores americanos.
Me ha dado la sensación de que había menos stands, supuestamente había más pero a mí me pareció todo lo contrario. Eché en falta aquellos que tenían chorraditas, merchandising y ofertas en cómics. Una verdadera lástima ya que uno de los grandes atractivos del Salón siempre ha sido bucear en esas paraditas en búsqueda de una ganga para ampliar nuestra colección.
En cambio se destinó un gran espacio para la llamada carpa de autores, donde autores profesionales y semi-profesionales podían vender directamente sus páginas e ilustraciones originales.
También he echado en falta más espectáculos y actividades lúdicas, sin embargo se trata un gran evento que ningún aficionado al cómic debería perderse.