Hace unos días, bajo la sombra de un gran monolito, los amantes del cine de terror y el fantástico volvimos a campar a nuestras anchas por las calles de Sitges con ansias de pasar miedo.
Mientras escribo estas líneas aún noto ese cosquilleo en el estómago y es que cubrir este festival es una experiencia tan intensa como agotadora. Sitges es un pequeño caos en el que la privación del sueño es un componente crucial. Sin apenas comer ni dormir y con los ojos inyectados en sangre como un licántropo, uno intenta sin éxito estar en cinco cines a la vez, intentando abarcar lo inabarcable.
Esta edición, como bien refleja su cartel, homenajeaba a la obra maestra de Kubrick “2001: Una odisea del espacio”, que marcó un antes y un después en el genero de la ciencia ficción. En la memoria colectiva está ese grupo de monos lanzando un hueso al aire tras descubrir un extraño monolito negro, cuyo significado hay que buscarlo más allá de las estrellas. Estaba claro de que no se trataba de una edición cualquiera y las expectativas después del 50 aniversario se mezclaban con los nervios. Todo un reto que han sabido superar llevando grandes estrellas, convirtiendo este año en el más hollywoodense.
A lo dicho, después de una cura de insomnio y una desintoxicación cinéfila, aquí os traigo mi crónica sobre lo que allí he visto.
Han habido proyecciones de películas a todas horas, además de estimulantes ruedas de prensa y encuentros fortuitos con celebridades. He encontrado propuestas interesantes y otras totalmente olvidables.
Haciendo un flashback recuerdo cómo el festival se inauguraba con dos platos fuertes de su programación, dos obras que tienen un evidentísimo punto en común que es el baile. Primero la esperada «Suspiria» de Luca Guadagnino, que para los despistados es el remake del clásico de Dario Argento (1977). Seguida de «Clímax» del polémico Gaspar Noé, que nos hizo sufrir minuto a minuto con la brutal violación de «Irreversible» (2002) y que ahora nos promete un mal viaje de LSD mediante un baile desenfrenado.
Había mucha expectación en torno a esta nueva visión de «Suspiria» y su inquietante academia de danza. Trata la magia de un modo muy diferente a la original, dejando atrás el suspense del giallo, para mostrar el baile como un aquelarre con coreografías tan artísticas como espeluznantes, consiguiendo dividir a todos, desde los que la amaron a los que la odiaron, pero la crudeza de algunas escenas no dejaron indiferente a nadie.
Una vez se abrieron las luces gran parte de la prensa salió pitando, como alma que se lleva el diablo, hacia la cola de «Clímax», sin embargo yo aún seguía allí sentado, sumergido en la banda sonora de Thom Yorke de Radiohead, pensando en esa espasmódica danza macabra que acababa de contemplar. Después de más de dos hora y media de metraje, me hacía muchas preguntas sobre las confusas y engorrosas subtramas, que esperaba que fueran resueltas en la rueda de prensa. Sin embargo, la maldición de “Suspiria” hizo que mis planes se fueran al traste, nos informaban que el photocall y la rueda de prensa se cancelaban.
Este año Sitges ha invitado actores y directores muy reconocidos como Ron Perlman, Tilda Swinton, Ed Harris, Peter Weir, John Carpenter, M. Night Shyamalan… tras una estrella venía otra, y lógicamente no me fue posible sacar tiempo para ir a verlas a todas.
Al echar la vista atrás, una de las pocas decisiones de las que en cierto modo me arrepiento, es haber sacrificado algunas películas y conferencias, para asistir al decepcionante encuentro con Pam Grier. La actriz, popularmente conocida por su papel de «Jackie Brown» (1997) de Quentin Tarantino, en teoría nos iba a impartir una clase magistral. Me parecía muy interesante lo que nos podría contar sobre el blaxploitation, ese cine de los setenta hecho por y para los afroamericanos, ignorados hasta entonces por Hollywood. Se palpaban ciertos nervios en la sala mientras esperábamos, a la que sin duda fue una de la más relevantes actrices de ese movimiento protagonizando películas como «Scream Blacula Scream» (1973), «Coffy» (1973), «Foxy Brown»(1974) o «Sheba Baby» (1975) entre otras.
Cuando por fin llegó, después de que nos informaran de que la actriz había dado instrucciones explícitas de que no podíamos fotografiarla ni filmarla, nos dijo a carcajada limpia que no le apetecía hacer la conferencia y que pasaba directamente al turno de preguntas.
He de reconocer que se mostró en todo momento muy extrovertida, no obstante lo que parecía un encuentro muy prometedor se convirtió en una experiencia absolutamente olvidable. A partir de ahí todo fue a más, y es que si algo tiene Sitges es que te da una de cal y una de arena, así que pronto me saqué el sabor agridulce gracias a la espléndida «Summer of 84», un entrañable thriller de atmósfera ochentera que me dejó totalmente cautivado.
Pero si de atmósferas hablamos nada mejor que referirnos a “Ghostland” un peculiar y asfixiante cuento de terror, perfecto para pasar un buen mal rato. Hay historias tan redondas en sus giros argumentales que es mejor no saber mucho sobre ellas para dejarse sorprender. A mi parecer ha sido una de las mejores películas de esta edición, si tenéis ocasión de verla no la dejéis escapar.
“Ghostland” es la última película de Pascal Laugier, director de la perturbadora «Martyrs» (2008), una de las películas claves de la denominada «nueva ola de cine de terror francés» junto a «Alta tensión» (2003) y «A l´interieur» (2007), obras caracterizadas por la exhibición de la crueldad con un despiadado realismo y violencia extrema. Por cierto, el cineasta no tiene pelos en la lengua y en la rueda de prensa cuando le preguntaron por si había visto el remake americano de «Martyrs», respondió “Intenté ver el remake, pero solo soporté veinte minutos. Fue como presenciar cómo violaban a mi madre”.
Si ha habido un protagonista claro del festival, ha sido Nicolas Cage, a estas alturas ya no cabe la menor duda de que es uno de los actores más carismáticos de Hollywood. Su presencia provocó auténticas avalanchas de fans.
No cabía ni un alma más en el encuentro con Nicolas Cage, donde descubrimos que es un gran amante del cine de terror y nos confesó que él disfruta con los papeles de demente desequilibrado y no los cambiaría por nada. Entre otras curiosidades nos comentó que sacó toda la rabia para interpretar su papel en «Mandy» tras haber estado lesionado y en silla de ruedas justo antes de rodar. Divertido y encantador, derrochó simpatía y nos fascinó, dejándonos con ganas de escuchar más anécdotas.
A todo esto, pocas películas han suscitado tanta expectación en esta edición como «Mandy». Un psicodélico viaje a los infiernos que da lugar a una espiral de venganza por un terrible crimen perpetrado por una secta, donde no faltaron los aplausos a cada corte de cabeza.
Por cierto, hablando de cortar cabezas, seguro que a más de uno le sorprenderá lo difícil que resulta encontrar en Sitges, películas explícitamente gore.
Por suerte los amantes de la hemoglobina, hartos de la dichosa frase “es mejor sugerir que mostrar”, logramos saciar nuestra sed de sangre con la demencial «Puppet master: the littlest reich». De madrugada, en una de las maratones se escondía este reset de la mítica saga de muñecos asesinos de Charles Band, con la que pudimos disfrutar de maravillosos desmembramientos sin anestesia donde todo se torna súbita y brutalmente divertido.
Para acabar esta incursión en el territorio del gore, que mejor que mencionar a Greg Nicotero y sus hambrientos zombies de «The Walking Dead». La sala de prensa se lleno hasta los topes para escuchar al reconocido experto de efectos especiales.
El creador de los zombies de una de las series con más fans del mundo, comenzó su carrera con «El día de los muertos» (1985) de George A. Romero, aprendiendo del maestro Tom Savini. Desde entonces ha llevado a cabo los efectos especiales de infinidad de películas como por ejemplo «Abierto hasta el amanecer» (1996), «La matanza de Texas» (2003) o «Hostel» (2005).
Una gran sonrisa se nos dibujó en el rostro cuando nos confirmó que próximamente traerá de vuelta la antología de cortos de terror «Creepshow» (1982) esta vez en en formato de serie de televisión.
Por su parte, los seguidores de «The Walking Dead» pueden respirar tranquilos pues nos confesó que la serie tiene aún bastante recorrido “todavía no hemos hablado de su cierre, hay personajes y tramas por llegar, podríamos estar hablando de tres o cuatro temporadas más”.
Mención especial merece la sala Brigadoon, pues a veces lo más apetecible de la jornada no está en la Sección Oficial.
Allí han tenido lugar momentos muy emocionantes como el encuentro con la actriz Dyanne Throne, protagonista de la perturbadora trilogía «Ilsa La loba de las SS». La sádica comandante dejó a un lado los campos de concentración nazi en los que realiza sus atroces experimentos, para volcarse con sus seguidores, contándonos suculentas anécdotas de sus rodajes. Tras el coloquio no perdí la oportunidad casi única de ver en pantalla grande su secuela no oficial «Greta-Haus ohne männer» (1977) de Jess Franco.
Aunque me quede con ganas de acudir al encuentro con Helgá Liné y conocer a la actriz alemana que participó en títulos tan emblematicos como «Pánico en el Transiberiano» (1972) o «El espanto surge de la tumba» (1973), volvi a pisar la sala para ver «Little Wizards of Oz» de Luigi Cozzi.
El buen ambiente del festival propicia los encuentros con artistas de todo tipo, como Traci Lords que tiene una trayectoria singular. La actriz logró saltar del cine porno al fantástico con «Vampiros del espacio» (1988) de la mano de Roger Corman y se convirtió en un icono del cine independiente gracias al papel de Wanda en «El Lágrima» («Cry-Baby» 1990) de John Waters, junto a un jovencísimo Johnny Deep.
Cambiando de tercio, aproveché que se proyectaba la adaptación cinematográfica de «Superlópez», para ir a verla. Sinceramente creo que dista mucho de ser la adaptación que se merece el popular personaje creado por Jan, del que ya os hablé en el pasado «Saló del Còmic».
Es una comedia ligera, poco fiel al cómic con personajes sin la personalidad, ni el magnetismo de los originales. A pesar de ello, es una comedia resultona para pasar un rato sin más pretensiones.
En el tramo final del festival la gran polémica llegó a Sitges, y no me refiero al nuevo film del provocador Lars Von Trier, sino al estreno de «Bocadillo» lo que suponía el salto al cine del youtuber Wismichu. Esta tomadura de pelo merece una reflexión en otro artículo más extenso.
Qué mejor forma de concluir el repaso de esta edición que hablando de «La noche de Halloween» (2018), o lo que es lo mismo, el esperado regreso de Michael Myers.
Entre aplausos y ovaciones, llegaba la nueva película apadrinada por John Carpenter, siendo sin duda, uno de los puntos álgidos de esta edición.
Es una buena secuela que juega con la melancolía del slasher, pero ni de lejos es la mejor de la saga. No ofrece nada especial ni sorprendente, pero ver a Jamie Lee Curtis dispuesta a acabar de una vez por todas con Michael Myers, mientras suena la mítica banda sonora compuesta por John Carpenter ya merece la pena.
El festival llevaba años intentando que el legendario director visitara Sitges, y por fin este año lo ha logrado, aunque lamentablemente no ofrecio ninguna rueda de prensa. Solamente vino a dar el concierto de su gira “Anthology Tour”, donde acompañado por una orquesta interpretó algunas de sus inquietantes bandas sonoras, cuyas entradas se agotaron a las pocas horas de ponerse a la venta.
Recordemos que además de ser el creador de «La noche de Halloween» (1978), en su dilatada carrera tiene multitud de titulos que han marcado nuestra adolescencia como «La niebla» (1980), «La cosa» (1982), «Christine» (1983), “Starman” (1984), «Golpe en la pequeña China» (1986), «Están vivos» (1988), «El pueblo de los malditos» (1995), «Vampiros de John Carpenter« (1997) o “Fantasmas de Marte” (2001).
En general el balance de este año ha sido muy positivo. Ha habido muy buenos momentos y he tenido el placer de conocer en persona a directores como Luigi Cozzi («Alien: Contamination» 1980), William Lustig («Maniac» 1980) y Mick Garris (el creador de la enorme bola de monstruitos de «Critters 2» 1988).
Además he encontrado un par de películas de esas que marcan y perduran en la memoria, como es el caso de «Summer 84» y «Ghostland», de las que os hablo, junto con otras, en mi selección de películas.
Espero que durante mucho tiempo podamos seguir disfrutando de este gran festival de cine y se nos sigan poniendo los pelos de punta con los seres siniestros que aparecen en la oscuridad.