Es un momento triste para todos aquellos que amamos el cine de terror. George A. Romero, el padre del zombi tal y como lo conocemos, ha fallecido este domingo a los 77 años de edad a causa de un cáncer de pulmón.
En 1968 el cine de terror dio un vuelco cuando se estrenó una humilde película independiente, rodada en blanco y negro, que asustaba con un hiperrealismo de ultratumba. Se trataba de “La noche de los muertos vivientes”, de George A. Romero que inspirada en los vampiros de la novela «Soy leyenda” redefiniría el concepto del zombie para siempre, trascendiendo como una de las obras más influyentes de la historia del cine.
Aunque “La noche de los muertos vivientes” no fue la primera película en sumergirse en las entrañas del género mostrando violencia extrema explícita, el festín de vísceras que propuso Romero pilló desprevenido a un público que ignoraba como se las gasta el gore. Unos pocos años antes H. Gordon Lewis había abierto el camino rodando “Blood Feast” (1963) y “2000 Maniacs” (1964) inaugurando con ellas lo que acabaría siendo bautizado como cine gore.
En cuanto al tema de los zombies, el cine ya había dado algunas joyas como “La legión de los hombres sin alma” (1932), “Black moon” (1934) o “Yo anduve con un zombie” (1943), además de delirios de la ciencia-ficción como “Plan 9 from outers Space” (1959) donde Ed Wood hacia que los extraterrestres resucitaran a los difuntos para utilizarlos como ejercito para atacar la humanidad. Sin embargo siempre habrá un antes y un después de ”La noche de los muertos vivientes” y sus zombies devoradores de carne humana, ya que hasta entonces el zombi era una figura vinculada a la mitología del vudú.
En realidad podríamos decir que Romero ante todo hizo cine social sin alardear de ello, usando los zombies para realizar metáforas en torno a la sociedad de su tiempo para abordar las carencias en cada momento, criticando a los medios de comunicación y a las autoridades incompetentes.
Hay quien ve en “La noche de los muertos vivientes” (1968) un mensaje contra el racismo, al ser rodada en pleno conflicto racial entre negros y blancos, y ser el protagonista un actor de raza negra. Casualmente se estrenó seis meses después del asesinato de Martin Luther King.
En “Dawn of the dead” (1978) aquí conocida como “Zombie”, hacia una dura critica al consumismo mostrando a los zombies apelotonados en las escaleras mecánicas de los centros comerciales.
La tercera entrega “El día de los muertos” (1985) es aún más pesimista mostrándonos los conflictos entre militares y científicos. En un refugio militar subterráneo se hacen experimentos poco éticos con la inteligencia de los zombies.
Tras repasar esta imprescindible trilogía, cabe decir que Romero nunca abandonó el género zombie y aún nos ofreció tres secuelas más, “La tierra de los muertos vivientes” (2005), “Diario de los muertos” (2007) y “La resistencias de los muertos” (2010). Recientemente informó que estaba preparando una nueva película que concluiría la saga, la cual se iba a llamar “Extinction of the Dead”.
Romero ha pasado a la posteridad por ser el padre de los zombies devoradores de carne humana, los cuales han eclipsado sus otros films. Algunos de ellos son “La estación de la bruja” (1972), “Los Crazies” (1973), “Los caballeros de la moto” (1981) y “Creepshow” (1982) entre otros.
Desde estas líneas me gustaría reivindicar dos de sus films más interesantes que han quedado en el olvido, “Martin” (1977) sobre un adolescente convencido de que es un vampiro, y “Atracción diabólica” (1988), un angustioso relato de terror psicológico en la que un tetrapléjico vive horrorizado ante las atrocidades que comete su mono-mascota entrenado para ayudarle.
El cine de terror está de luto. Los zombies se han quedado huérfanos.